Ya ha pasado más de una década de la llegada del denominado Robot Da Vinci a nuestro país, y aún sigue considerándose una de las plataformas robóticas y tecnológicas más importantes de la historia de la cirugía moderna. Este famoso robot, creado y diseñado por la empresa Intuitive Surgical de EEUU, es capaz de mejorar las habilidades de los cirujanos de una forma asombrosa, pudiendo trabajar con modelos en 3D y ampliando la capacidad de aumento visual por 10, lo que posibilita a los profesionales tener una mayor precisión durante las operaciones quirúrgicas nunca vista antes.
A pesar de lo revolucionario de este robot en origen, Da Vinci ha ido evolucionado aún más con el paso del tiempo y recibiendo nuevas mejoras y funcionalidades, siendo capaz ahora, por ejemplo, de operar a un paciente de forma “semiautónoma” sin que el cirujano tenga que intervenir o estar presente físicamente en la sala de operaciones. Esto se puede conseguir conectándose a su interfaz desde cualquier parte del mundo y realizando la operación como si realmente el profesional estuviera allí mismo operando.
Esta plataforma tan sofisticada, que no deja de mejorar, fue concebida para lograr mejorar las capacidades de los cirujanos, sobre todo en aquellas operaciones que son más complejas por su gravedad o por lo dificultoso que resulta el acceso a la zona a tratar, como ocurre por ejemplo en casos de cáncer de pulmón. El profesional ve mejoradas sus funciones gracias a Da Vinci, pues las posibilidades de afinar y de ver lugares estrechos o recónditos del cuerpo son mucho mayores, así como también los resultados de éxito al llevar a término cada operación. En consecuencia, la utilización de esta tecnología innovadora en hospitales hace posible que se reduzca la invasividad de muchas operaciones y que se mejore con ello la seguridad del paciente y su recuperación.
Funcionamiento del robot quirúrgico
El robot Da Vinci cuenta con un diseño cómodo y funcional. Está compuesto de una parte principal en la que podemos encontrar una consola ergonómica, lugar donde el cirujano deberá sentarse para realizar la operación. En el lado del paciente encontramos un sistema llamado torre de visión y un sistema quirúrgico de cuatro brazos robóticos articulables. Estos brazos son controlados a través de la consola y se les asigna a cada uno de ellos una función específica y concreta, haciendo una correspondencia con las manos del cirujano, una mano ayudante y un brazo óptico de visualización y aumento estereoscópico.
Una vez sentado el cirujano puede conseguir a través de la consola una perfecta imagen tridimensional del interior del cuerpo del paciente, pues muestra de forma precisa los detalles de la operación y las diferentes herramientas e instrumentos que se necesitarán. Dicho instrumental deberá acoplarse a cada extremo de los brazos interactivos.
Una vez conectada y creada la sinergia con los brazos, el robot puede reproducir de forma fiel los movimientos de las manos del cirujano, así como el movimiento circular de las muñecas y sus propios dedos. De esta forma se eliminan por completo problemas de temblores y sobrecargas musculares por trabajar de forma forzada en posiciones que son requeridas a veces en determinadas operaciones, con el fin de conseguir una mayor precisión.
Ventajas de Da Vinci para el paciente
La precisión que aporta este robot quirúrgico permite que cirugías muy complejas tengan un impacto mínimo en el cuerpo del paciente, reduciendo también la posibilidad de cometer errores humanos.
Al aumentar la precisión y trabajar sobre un modelo 3D, el robot Da Vinci disminuye el sangrado y el dolor postoperatorio, a la vez que mejora la recuperación del mismo en mucho menos tiempo y disminuye el riesgo de infecciones. Otra ventaja no menos importante es que al realizar incisiones más pequeñas que las que pueda realizar un cirujano humano, las cicatrices suelen ser también menores llegando a pasar muchas veces por algo casi imperceptible, lo que estéticamente puede ser muy importante para el paciente y para su recuperación.
Casos de usos más habituales del robot Da Vinci
Las afecciones más importantes que ha llegado a atender Da Vinci suelen estar relacionadas con casos de cáncer de próstata u otros problemas urológicos, donde se necesita extirpar los tejidos de forma precisa sin tocar otros nervios o estructuras que produzcan incontinencia urinaria a posteriori o una posible impotencia sexual al paciente.
No obstante, este robot quirúrgico puede utilizarse en otras ramas de la cirugía como es la torácica, la cardíaca, la maxilofacial o para cualquier procedimiento quirúrgico que requiera el uso de la técnica de laparoscopia.
Es cierto que este robot aún no puede actuar por sí mismo sin ayuda de las personas (lo que sería más propio por ahora de la ciencia ficción), pero se ha convertido, sin lugar a dudas, en una ayuda inestimable para muchos miembros del colectivo de cirujanos de todo el mundo.
Centros que cuentan ya con un robot Da Vinci
Actualmente el robot Da Vinci podemos encontrarlo en muchos centros hospitalarios de todo el mundo, tanto privados como públicos, pero hay que destacar que de un total de 3.000 unidades operativas hoy en día, más de 2.000 se encuentran en hospitales de EEUU. Afortunadamente en España también contamos con su puntera y eficaz tecnología en un total de 24 hospitales de titularidad pública y privada, destacando el uso que se hace del robot en el madrileño y público Hospital Clínico de San Carlos donde, tras 18 años de operaciones en colaboración con Da Vinci, la operación de extracción de próstata se ha revelado como la más exitosa de todas las intervenciones en las que ha tomado parte el robot.
Sin embargo, como ocurre casi siempre en cuanto a revolución tecnológica se refiere, los costes de Da Vinci son tan elevados que no permiten que su uso se universalice a nivel médico, lo que se espera que pueda llegar a cambiar en el futuro dadas las ventajas que ofrece y las posibilidades de mejorar la esperanza de vida y la calidad de montones de pacientes que tienen que enfrentarse a una opresión quirúrgica.