Todos conocemos hoy en día los perjuicios que el tabaco genera en la salud, y no solo en la de aquellos que fuman, sino también en la de todas aquellas personas que pasivamente son víctimas del humo de un cigarrillo. Por eso la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) se ha puesto en marcha nuevamente para endurecer aún más la última ley antitabaco vigente en España desde finales del año 2010, con el fin de lograr una mayor protección de los más vulnerables frente a la nocividad del tabaco que, sin duda, son los niños.
El objetivo en esta ocasión es centrarse en la lucha contra el tabaco dentro de los vehículos privados (ya que hasta ahora la legislación se ha enfocado en los lugares públicos), sobre todo cuando en dichos vehículos haya presencia de menores y mujeres embarazadas. La polémica, que siempre se ha centrado en este tema en el derecho a poder decidir de manera personal en la propiedad privada, entra en conflicto cuando se trata de proteger a la infancia. No se debe olvidar que en un vehículo se aumentan los niveles contaminantes y se eliminan por completo las zonas de aire respirable y sin contaminar, incluso con las ventanillas abiertas o el sistema de ventilación en marcha, aumentándose con ello también las posibilidades de irritación y los problemas de respiración y de pulmones de los más pequeños. Y es que el humo del tabaco en un vehículo puede superar en más de veinte veces los perjuicios habituales del humo en cualquier otro espacio cerrado, favoreciéndose con ello trastornos asociados como el asma, las alergias o la bronquitis.
Medidas en defensa de la salud infantil
Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que casi la mitad de la población mundial infantil está expuesta de alguna forma al humo del tabaco y, al contrario de lo que se pensaba antaño, lo cierto es que ser fumador pasivo puede ser igual de perjudicial que ser fumador activo, con mayor incidencia si cabe en niños al ser mucho más vulnerables.
Por eso son varios los países que ya han tomado medidas al respecto y han llegado a prohibir que se fume en coches en los que viajen niños, como es el caso de Australia, Chipre o Reino Unido. España parece querer ir por el mismo camino y territorios como Vitoria ya han creado enmiendas a la legislación para que se prohíba el humo en los coches particulares.
En este sentido, a la iniciativa de la SESPAS se han unido otros grupos, como la Organización Médica Colegial (OMC) o la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), que advierten de que el hecho de ignorar este peligro que supone no prohibir fumar dentro de los vehículos privados, es un atentado total contra los derechos de los niños.
La idea es concienciar a la población adulta de este mal hábito y de sus consecuencias, y hacer entender a los padres que es necesario, sin son fumadores, que se planteen dejar de fumar por el bien de sus hijos o, al menos, que eviten fumar en presencia de los mismos.
En cualquier caso, es importante tener en cuenta que no solo fumar delante de los niños les perjudica como fumadores pasivos, sino que existe otro tipo de grado de acción del tabaco cuyos efectos se denominan “humo de tercera mano”, que hace alusión a las partículas nocivas que quedan impregnadas en determinadas superficies, como por ejemplo las paredes de una casa o la tapicería del sofá de un salón o de un coche, siendo igualmente respirables por los mayores y los niños aun no habiendo un cigarrillo encendido.
Pequeños avances en la lucha contra el tabaquismo
Desde que pudiera fumarse en cualquier tipo de espacio, tanto público como privado, se ha avanzado mucho en España en la lucha contra el tabaquismo, sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer.
Afortunadamente la ley antitabaco del año 2010-2011 hizo recapacitar bastante a la población, y aunque al principio parecía que nunca llegarían a aplicarse dichas medidas, lo cierto es que la sociedad las ha terminado interiorizando hasta el punto de verse con total normalidad, incluso por parte del colectivo de fumadores.
Todas aquellas medidas han logrado hacer que el número de fumadores descienda de manera considerable, así como también las personas que fallecen por enfermedades asociadas al tabaquismo. Pero la realidad es que el humo sigue matando y que puede hacerlo tanto a las personas que fuman de forma directa, como a aquellas que simplemente se encuentran alrededor, motivo por el que es tan importante centrar ahora los esfuerzos del cambio legislativo en los menores de edad. La OMS advierte de que más de 200 millones de niños se encuentran en riesgo de morir por enfermedades relacionadas con el tabaco, cifra que debería servir para concienciar a la sociedad sobre un hábito tan peligroso como cotidiano.
En cuanto al trabajo pendiente, tanto el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) como la OMC, opinan que el tema de la publicidad y de las recomendaciones sanitarias sigue estando poco regulado, ya que las medidas establecidas y relacionadas con los avisos de las consecuencias que el tabaco puede acarrear para la salud impresos en las cajetillas, aún no se aplican al gran mercado de los cigarrillos electrónicos (en auge tras la prohibición de fumar en espacios cerrados y públicos), y el tabaco sigue promocionándose en determinados espacios.
Una prohibición total de la publicidad, la inclusión de las advertencias sanitarias en el tabaco electrónico, o la prohibición de fumar en espacios abiertos de forma permanente, como por ejemplo en todos los campos de fútbol o en las paradas de autobús, son algunos de los objetivos a cubrir en los próximos años en pos de un futuro libre de humos y de una infancia totalmente protegida ante los estragos que el tabaco puede provocar en la salud.