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El uso de ibuprofeno puesto en cuestión tras nuevo estudio

pastillas de ibuprofeno

El ibuprofeno es una de las pastillas más consumidas en España. Es difícil no encontrarse a alguien que las lleve en un bolso o bolsillo, o las tenga de forma permanente en el cajón de las medicinas de casa. Pero lo cierto es que este abuso al que se ha llegado con respecto a la ingesta del medicamento denominado ibuprofeno, preocupa bastante a las autoridades sanitarias, ya que de ningún modo se trata de un medicamento inocuo.

En este sentido, un trabajo publicado en la British Medical Journal durante el mes de mayo del ya pasado 2017, vino a confirmar dichos temores. La publicación de la BMJ, una prestigiosa revista de medicina del Reino Unido, relacionaba el uso de los antiinflamatorios no esteroideos (entre los que se encuentra el ibuprofeno, así como otros analgésicos de uso común como el naproxeno) con problemas de salud graves, como es el riesgo de padecer un infarto en el corazón o de sufrir un ictus.

Al mismo tiempo un trabajo algo más reciente publicado por la agencia del gobierno estadounidense, responsable del control de los alimentos y de los medicamentos, la Food & Drugs Administration, ha evidenciado de nuevo este tema aportando nuevos datos que ya han salido a la luz y que confirman el estudio previo de la BMJ. Según el último estudio americano, el aumento del riesgo de sufrir un suceso de este tipo es un hecho desde que dichos antiinflamatorios comienzan a consumirse, tanto por personas que ya tienen altas posibilidades de sufrirlos como entre aquellas que están completamente sanas, siendo mayor de manera obvia en el caso de los primeros.

 El caso de los analgésicos no antiinflamatorios

Es importante señalar que los estudios acerca de la incidencia de medicamentos en el aumento del riesgo de accidentes cerebrovasculares o cardiovasculares, se aplica solo en el caso de la toma de analgésicos antiinflamatorios o AINEs, la mayoría sujetos a prescripción médica. Es decir, que no se aplica dicho riesgo en el caso de determinados medicamentos no antiinflamatorios, como son el paracetamol o el ácido acetil salicílico, también de uso totalmente cotidiano. De hecho, suele ser habitual que se recomiende la toma de aspirina a personas que ya hayan sufrido algún problema de infarto, cuya administración en dosis bajas se cree que puede ayudar a prevenir este tipo de casos.

Riesgo mayor a mayores dosis

Parece una evidencia simple el hecho de que se corra un mayor riesgo de padecer un infarto cuanto mayor sea la cantidad de analgésicos antiinflamatorios consumida, pero lo cierto es que se ha normalizado tanto la ingesta de dichos medicamentos que vale la pena recordarlo para que la gente haga un esfuerzo por mejorar sus hábitos de cuidado sanitarios. De hecho las autoridades creen pertinente reforzar las medidas de control, haciéndose extensible la necesidad de receta en el caso de todos ellos, y no solo en el de algunos como sucede hoy en día. Otra de las medidas sería la mejora de la información en el etiquetado de las cajas, para que los usuarios puedan tener un mayor conocimiento de los riesgos y valorar, en consecuencia, la necesidad de tomar el medicamento o no.

Del mismo modo, realizar tratamientos muy prolongados en el tiempo, o determinadas características físicas de la persona que tome los AINEs, podrían ser otros alicientes a sumar en el riesgo de padecer infartos. El grado de riesgo mayor o menor a título particular es algo que aún se desconoce, y que seguramente pueda descubrirse en un plazo breve de tiempo, al hilo de los avances en investigación sobre el tema de los últimos años.

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