Los niños con enfermedades neuromusculares, como la distrofia muscular de Duchenne, tienen ahora una oportunidad de mejorar sus condiciones de vida gracias a la apuesta que el hospital pediátrico de Sant Joan de Déu, en Barcelona, ha hecho por el exoesqueleto diseñado por la empresa Marsi Bionics en colaboración con la empresa de ingeniería Escribano.
Los exoesqueletos son robots diseñados para imitar y suplir el movimiento de los músculos en piernas y troncos que una persona ya no pueda realizar por sí misma. Gracias a unos largos soportes, capaces de ajustarse y adherirse tanto a la espalda como a las extremidades inferiores del paciente, el dispositivo es capaz de ir asimilando el movimiento que deberían realizar los músculos del cuerpo, permitiendo, de este modo, que la persona pueda ir recuperando el movimiento que la enfermedad neuromuscular le haya arrebatado.
El hospital Sant Joan de Déu comenzará la prueba del exoesqueleto con niños que padezcan atrofia muscular espinal, y el objetivo será observar en qué medida el dispositivo permite que se frenen las complicaciones asociadas en este tipo de enfermedades con la pérdida de movilidad y de fuerza, así como en qué medida el exoesqueleto puede permitir la mejora en la calidad de vida del día a día del paciente.
Un proyecto que abre la puerta a otros
El hospital Sant Joan de Déu prevé que el proyecto se desarrolle con los pacientes seleccionados durante un año, con sesiones repartidas a lo largo de tres días de la semana y de una hora cada una. El niño o niña en cuestión, durante las sesiones, tan solo tendrá que caminar con ayuda del exoesqueleto con el fin de que los expertos valoren y analicen los parámetros necesarios capaces de determinar la posibilidad real de la mejora de la calidad de vida del niño al utilizarlo, así como la forma en que los efectos que conlleva una atrofia muscular pueden o podrían frenarse, o cómo tolera y asimila el paciente pediátrico el uso del exoesqueleto y el movimiento de su cuerpo.
El éxito de este proyecto abre la puerta a otros nuevos, como creen firmemente Marsi Bionic, CSIC, Escribano y Eurecat, que ya trabajan en la fabricación de otro exoesqueleto enfocado más directamente, en esta ocasión, a la distrofia muscular de Duchenne.
El impacto psicológico de los exoesqueletos
Mucho más allá de las mejoras y de los avances físicos que un paciente con alguna enfermedad neuromuscular puede tener con el uso del exoesqueleto, lo cierto es que sus beneficios van mucho más allá y se sitúan también a nivel psicológico, ya que lo verdaderamente revolucionario de este tipo de dispositivo es que es capaz de hacer creer al paciente que puede lograrlo, y así lo ha manifestado la cofundadora de Marsi Bionics, Elena García, a cuyo proyecto ha dedicado unos dos años de trabajo. Elena García destacó también durante la presentación del proyecto, que el exoesqueleto permite una interacción perfecta entre el robot y el niño, lo que permite que ambos trabajen en equipo para lograr el objetivo deseado que no es otro que permitir el movimiento y favorecer la independencia del individuo. Algo que, precisamente, incide de manera directa en esos beneficios psicológicos que hace posibles para los pacientes el uso del exoesqueleto.
Se abre la puerta, en definitiva, a una mejora en la vida de los niños enfermos de distrofias neuromusculares, como la enfermedad de Duchenne y la atrofia muscular espinal, primera y segunda enfermedad, respectivamente, con más incidencia entre la población infantil. Se abre el camino, en consecuencia, para la esperanza de muchas personas afectadas por estas enfermedades incapacitantes, así como para sus familias.